Pequeña guía para escuchar la quinta sinfonía de Beethoven.

Quinta sinfonía, en do menor, op. 67.

Compuesta entre los años 1804 y 1808. Se estrenó el 22 de diciembre de 1808 en un concierto de casi cuatro horas con obras de Beethoven. Dos sinfonías: la quinta y la sexta, el concierto en sol op 58 y otras

Composiciones No hay que olvidarse que en aquellos tiempos el teatro era como ir hoy a una discoteca. Se iba a cualquier cosa y de paso se escuchaba algo de música.

Duración aproximada de la sínfonía: 37: 37   

       Corriente artística:  Clasicismo.

La obra pictórica del mismo periodo, que he escogido, pertenece al pintor Johann Willibrord Joseph Anton Mähler, (1778-1860) quien en 1803 hizo este retrato de Beethoven. Este pintor es famoso también por haber pintado a otros músicos. Salieri, Nepomuk Hummel, entre otros.

Autor/obra del mismo período: No podía elegir a otro que a Johann Christian Friedrich Hölderlin. Autor clave de la poesía alemana. De su elegía más famosa Pan y vino traduzco la primera estrofa:

Los alrededores de la ciudad descansan, tranquila se vuelve la callejuela iluminada, y adornados con antorchas, pasan volando los coches.

de las alegrías del día, satisfechos vuelven a su casa a descansar los hombres, y ganancia y pérdida sopesa una cabeza pensante, más que satisfecha en su casa, que está vacía de uvas y flores, y de obras de la mano descansa el mercado diligente, pero a lo lejos en los jardines suena una música de cuerdas, quizás  allí tocada por un enamorado o por un hombre solitario pensando en amigos lejanos y en el tiempo en que era joven y las fuentes que manaban sin parar y refrescaban los arriates olorosos. Quedo en el crepúsculo resuenan las campanas que doblan.  Y pensando en las horas grita un sereno el número. Ahora también llega un soplo y mueve las copas en el bosque. Mirad y la sombra de nuestra tierra, y la luna vienen en secreto también, llega la efusiva noche. Llena de estrellas y bastante poco preocupada por nosotros. Brilla allí el sorprendido. El extraño ser entre los humanos. Triste y magnífico sobre las cimas de las montañas….

Y así con esa facilidad para rimar, (que en mi traducción no se ve), y describir continúa Hölderlin durante 160 versos. Es hoy lectura obligatoria en cualquier curso de lengua alemana y en el bachillerato en los países de habla alemana.  
Johann Christian Friedrich Hölderlin. (1770-1843)  compuso está elegía  entre los años 1800 y 1801 y aunque en el siglo XIX fue que vino a  publicarse completa, la primera estrofa sí fue conocida por algunos escritores y músicos, artistas en general contemporáneos. No sería de extrañar que Beethoven conociese estos versos. Representa muy bien el espíritu de la época: un hombre que es zarandeado de aquí para allá, y que solo tiene la fuerza, el escudo que le brinda la poesía, la religión y la filosofía. Y aunque Hölderlin/Beethoven no supiesen en esos momentos hacia dónde tienen que ir, ni qué va a ser de ellos, se ven empujados día y noche por el fuego divino, como si dijeran yo voy, pero no me voy a callar. Hölderlin, Goethe, (cubre tu cielo Zeus…), Schiller, Brentano, los hermanos Grimms, Herder, todos y no en ultimo lugar Beethoven se cuestionan sobre la ausencia y la actualización de lo divino en el mundo. Una cuestión que preocupaba bastante al mundo intelectual de la época. Goethe tiene varios poemas en los que se explaya sobre el tema.” Noble ha de ser el hombre, servicial y bueno porque eso es lo único que nos diferencia de todos los seres que conocemos.” Y un concepto típico de esta época fue la teodicea que lo que hace es cuestionar el papel de lo divino.  Y como no quiero dar puntada sin hilo, esto lo dejo dicho antes de pasar a hablar del destino y de toda la explicación que usualmente se le da a la quinta sinfonía.

  1. Allegro con brío: No hay introducción.

Beethoven, enseguida nos mete en el ajo. Una llamada de cuatro aldabonazos, y ya está. La explicación más extendida es que estos cuatro acordes, o golpes aluden a la llamada del destino. Sol, sol, sol, miiii

Ta ta ta taaaa. La explicación más mundana dice que desde su casa Beethoven veía como un vecino no abría la puerta a alguien que llamaba con insistencia. La visita indeseada insistía y el vecino no abría. Llamaba con cuatro golpes en la puerta, en la ventana… etc. etc. y de ahí podría haber salido esta idea que tiene tantas explicaciones filosóficas como se quiera. Como la que yo me doy y que he mencionado hace nada… Pero nadie, de la explicación que dé, puede no escuchar que el tema, esas cuatro notas se repite sin tregua no solo durante el primer movimiento, sino durante toda la sinfonía. He leído en varios lugares que el tema podría venir de un himno de Cherubini. Luigi Cherubini un compositor italiano contemporáneo de Beethoven y que vivía en Francia, pongo el link de un himno en el que se escucha ligeramente las cuatro notas y algún que otro motivo de la sinfonía.  Este motivo es tan pegadizo que con solo escucharlo una vez uno se ve tarareándolo enseguida. Es según algunos un riff de rock. Y está tan bien armado que se puede tocar en cualquier género, por ejemplo les dejo el link de Beethoven en tiempo de salsa. Por momentos me da la idea que estoy escuchando a la orquesta Aragón. Normalmente en las sinfonías de Beethoven, el autor antes de presentarnos un tema lo introduce y lo va desarrollando y después una vez ya nos tiene “adobados” nos da el tema y después da otro tema y empieza a armarse la conversación. Aquí no hay introducción, suena la llamada “silencio mi, mi, mi, soool” dos veces y las cuerdas responden como si preguntaran y ya de pronto toda la orquesta ataca el silencio y las cuatro notas. Es Beethoven no hay duda. El problema para la interpretación lo aporta este silencio, porque toda la orquesta tiene que tocar el tema al mismo tiempo.  El motivo es el mismo, pero no suena igual en las cuerdas que en el viento. Va subiendo de intensidad, como si la idea se hiciera más concreta. No hay contradicción alguna, todos tiran en la misma dirección, la amenaza, la opinión distinta no viene de otro instrumento que cante un tema distinto. Somos nosotros los que al escuchar la fuerza de toda la orquesta tenemos que imaginarnos qué provoca tamaña unidad, la resistencia es importante. El oboe canta un tema bien despacio, como si no estuviera de acuerdo… Pero la orquesta toda continua con las cuatro notas. Y los fagots, las flautas convencen al oboe que ya no puede seguir por dónde iba y se vuelve a lograr la unidad, la llamada del destino, obliga el mensaje se ha transmitido y con claridad suficiente.  

  1. Andante con moto:  ahora ya más sereno llega un mensaje que cantan las violas y los violonchelos. Y es como un himno que nos arrastra. Va subiendo de tono y cuando está arriba se unen los metales y vuelve a bajar. Los violonchelos llaman a la paz, razonan. Y esta argumentación tiene su triunfo: toda la orquesta vuelve a vibrar pero no hay peligro, no hay amenaza. Hay paz.  Se llega al clímax tres veces y se vuelve a bajar bien suave. El hombre tiene un escudo, para uno es su religión, para otro es su filosofía, para otro es criar peces de colores, pulpo como animal de compañía. La idea es que uno tiene que argumentar su pasión y ahí está el triunfo, no hay silencio. Las flautas van como caminando en alegría y la orquesta acompaña todo muy tranquilo y seguro. Hay paz, esperanza, y es importante el orden. Primero la llamada del destino, el golpe. Y ahora después del razonamiento… paz, esperanza. Así que no hay problemas si escuchamos de nuevo aquí la llamada de las cuatro notas. Ya estamos armados.   Aquí pasa algo interesante Beethoven arma la conversación según las normas del clasicismo pero él no sabia que uno ahora en el siglo XXI puede jugar con los altavoces y casi al final de este movimiento cuando los contrabajos y los violines están cada uno con su argumentación se escucha el tema “cantado,  melodía” y otro tema que es armonía pero que cuando se escucha solo es melodía. Y esta sensación se escucha en otros momentos típicos de Beethoven
  2. Scherzo – Allegro. Se inicia este movimiento con un misterio, con algo turbio que nos llega desde abajo (contrabajos y violonchelos) como si de un presentimiento se tratara, una sensación que nos asalta desde el estómago, poco a poco y carcome la paz que teníamos. los violonchelos y los contrabajos las trompas atacan la llamada diciendo pero no se olviden… y dale los contrabajos con la mala idea… provocan “dudas” en los violines. Y si dudan los violines… entonces ya se puede decir que la cosa está jorobada. Pero la orquesta entera se emplea y se repite lo mismo…. Los contrabajos están que se suben por las paredes. Todos en su contra hasta los metales. Y salta el convencimiento de la llamada por toda la orquesta.  Los violonchelos, los contrabajos… dale que te pego…y nadie les hace mucho caso. Se explican pero no. Las flautas, le dicen que no y los violonchelos dan paso a otro tema. Lo van tejiendo con los fagots. Pizzicatos y mucho cuidado… Este tema lo llamo tema Walt Disney.  En Disney pasa siempre que los animales del bosque cuando ven algo que aparentemente es un peligro se esconden. La tortuga que no puede salir corriendo se mete en el caparazón. Y el resto se esconde en el follaje. Pero ya sabemos que la curiosidad tumbó la olla de la mesa. Y poco a poco van saliendo y rodean todos, el objeto en cuestión. Hasta que se dan cuenta curiosidad por medio, que no era tan fiero el león como lo pintaban. ¡Menos lobo Caperucita! Y ahí ya Beethoven manda a callar a los contrabajos y toda la orquesta está convencida. Aparecen la llamada del destino, pero ahora ya no suena a amenaza. Digamos que Beethoven ha dicho, me das limones, pues monto un puesto y empiezo a vender limonada. Y hasta le pongo música al quiosco. Ha cogido al toro por los cuernos. Y vuelve a repetir la subida desde el tema de Disney El timbal amenza con tensión. Y todos desde abajo van subiendo y suben en un canto general viril diría. No hay tonterías. Directo. y ahora sí llega al triunfo de toda la orquesta. Los violines han dejado toda duda y pasan la mano, como tres veces.  Beethoven está cantando y va subiendo desde los pizzicatos de Disney en un crescendo progresivo que nos lleva hasta el último movimiento sin pausa.
  3.  Allegro – Presto: se toca sin pausa. Se vuelve a la unidad ya no hay dudas. Y hay un triunfo general, que radica en afrontar lo que viene. No en triunfar en sí. Hay entusiasmo. El timbal va como subrayando cada escalón que se sube. Se repite la llamada despacio. Los violines y el oboe van subiendo de todo. Y explota en un entusiasmo general. Cantan todos organizadamente. Todos empujando el carro:  No corta el mar, sino vuele un velero bergantín… podría cantar. El final es de catálogo. Como ya lo ha dicho todo. Y la orquesta está de acuerdo completa. Los violines tiemblan un poquito y empieza como una locomotora a moverse y pam pam pam suena las trompetas. Y pum pum pum…y vuelve a cerrar. Parece Errol Flyn que está dando con el mosquete golpe a todo el que se menee. Y se encarama por aquí se sube y baja y vuelve a cerrar pum pum pum… y se extiende y pummm. Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Pequeña guía para escuchar la cuarta sinfonía de Beethoven.

4. Cuarta Sinfonía, en si bemol mayor, op. 60.

Versión recomendada.

Duración aproximada: 33:00 minutos.

Compuesta: 1806.

Corriente artística: Clasicismo.

Obra pictórica: Carl Spitzweg, El ratón de biblioteca.

El ratón de biblioteca.

Autor/ obra artística del mismo periodo: Heinrich von Kleist El cántaro roto. (1808) otra de las obras claves de la literatura alemana. Una comedia con tintes trágicos que es lectura obligatoria en los colegios alemanes, algo así como en castellano “Fuenteovejuna”. Trata de un juez que debe dictar sentencia sobre un hecho cometido por él mismo. En un fragmento de la obra el juez le confiesa a su secretario:

“Soñé, que un demandante me agarró

Y me arrastró delante de la silla del juez,

Y yo estaría sentado ahí mismo en la silla del juez,

Y me trataba como quería, me insultaba como un granuja

Y sentenciaba mi cuello al hierro.”

Tenemos por un lado la tercera sinfonía que como hemos visto es una declaración de principios, una clase maestra del arte compositivo beethoviano, y por otro la quinta sinfonía para muchos su obra más emblemática, (antes de componer la novena). Entre estas dos obras cumbres se encuentra la serenidad de la cuarta sinfonía. Es comprensible entonces que sea la menos representada de las sinfonías de Beethoven, se le conoce injustamente como la Cenicienta de las sinfonías de Beethoven. Existe también la leyenda que las sinfonías pares de Beethoven son tranquilas, apacibles y las impares son el terremoto que en el ideario popular va acorde con la idea romántica rebelde de Beethoven. El personaje ficticio, el músico Juan Cristobal Krafft de Romain Rolland como trasunto de Beethoven.

“Una delgada doncella griega entre dos gigantes nórdicos” así describió Robert Schumann esta sinfonía. Un aspecto que quizás corresponde a la leyenda de Beethoven es el hecho de que era un maniaco de anotar. Quizás por su sordera galopante se acostumbró a andar con un cuaderno de notas y ahí anotaba todo: ideas, temas musicales, cantidad de dinero que debía, la continuación de alguna pieza que estuviese componiendo, los bosquejos de una pieza, etc. Y cuando digo de todo, me refiero a que lo hacía con disciplina prusiana. Y lo interesante es que no hay apuntes de la cuarta sinfonía. Hay apuntes de todo, menos de la cuarta. La explicación plausible es que Beethoven componía por este tiempo también la quinta sinfonía , así que la quinta podría ser el borrador de la cuarta. Si ud. quiere creerlo, adelante. Escúchela y si le parece reconocer algún pasaje de la quinta en la cuarta, o al contrario… adelante disfrútela.

I. Adagio. Alegro vivace. 

Se inicia con un acorde que a mí me da la impresión de alguien que se despierta. Es alguien que abre lentamente los ojos. Es un proceso largo, y pleno de misterios. Abre los ojos, vuelve a caer en el sueño y los vuelve a abrir. La música va tentando el camino y por eso contiene el aliento, no se lanza.

Hay notas largas de las flautas, clarinetes, fagots, y trompas, notas en pizzicato de los primeros violines. Los violines no se deciden. Ni siquiera los violonchelos, todos van tanteando. Los contrabajos. Las flautas van hablando despacio. Como dando pasos en la penumbra. Es la luz contra la sombra. Hay un comienzo misterioso y desde la sombra. Es el despertar filosófico.

Y al fin se llega al momento de levantarse. Pleno de la orquesta. De pronto y de forma relativamente sorprendente se borra toda duda, no se piensa más en la muerte y se instala la vida, la alegría en medio del mundo. Beethoven indica alegro vivace. Rápido y vivo. Blanco y en botella…

Lo sorprendente de este contraste es que se refuerza el efecto impresionante de la música. El imperio de las sombras, la muerte, que es levemente presentada, (no hay que hablar mucho de algo inevitable), refuerza su presencia omitida al chocar con el reino de la luz en el que Beethoven sí que se extiende.

Acordes decididos y se lanza de cabeza al asunto. Ya estamos en el allegro que se interpreta sin interrupción. Es la fuerza de la vida plena, en el sentido de que es algo consciente. Es el despertar del hombre en la caverna y todo lo que va viendo desde que abre los ojos hasta que empieza a caminar…

Comienza el fagot a cacarear unos pasos, que aparentemente no calan pero que en realidad son repetidos por todos los miembros de la orquesta. Hay un motivo lírico, que contrasta con este tema que expone el fagot, a mí me suena como una gallina picoteando en el polvo y que se encuentra muchas cosas distintas en su picotear, o como una gallina que cacarea porque le van a tocar los pollitos y los pollitos se sienten seguros y se encaraman por la gallina que cacarea advirtiendo al intruso…esto es una interpretación subjetiva mía, a lo mejor para ud. es una bola de fuego que cae… es personal e intransferible. Otro momento muy logrado es cuando el fagot y el clarinete tienen su conversación. Ambos temas como es típico en Beethoven se van entrelazando y van subiendo en una escala que al final termina en el tema principal que se nos viene machacando durante todo el movimiento.

¿Cómo saber cuando se acaba un movimiento? Los músicos dejan de tocar. Y el publico mayor empieza a toser como si no hubiese un mañana.

II. Adagio. Beethoven inicia con un ritmo, un latido “normal” y de repente se detiene y emprende otro ritmo que suena como cojo… y este es el ritmo que machaca, el inusual. Tiene como una piedra en el zapato y no puede caminar con el ritmo con el que empezó, pero sigue caminando. En palabras de Héctor Berlioz este adagio es una “canción imperturbable de pura armonia” Beethoven logra balancear un equilibrio entre el ritmo preciso y la melodía cantabile, entre zonas de luz y sombra. Entre esa mezcla tan típica de la poesía alemana entre racionalidad y sentimiento. El clarinete canta una canción y se va subiendo hasta el fortísimo en una manifestación de pura alegría. 

III Allegro vivace- un poco meno allegro.  No es un minueto, es un scherzo. Hay un choque de tiempos: dos por cuatro contra tres por cuatro. Las maderas (flautas, oboes) suben y las cuerdas bajas. Contraste que explota muy bien Beethoven. El cierre es cómico porque ya nos tiene acostumbrados a los cambios rítmicos y pensamos que va a cerrar con dos acordes y el oyente es el que cierra en falso con un segundo acorde que la orquesta no da.

 IV. Allegro, ma non troppo: 

Instrumento contra voz. La contraposición aquí está centrada en las líneas cantables enfrentadas a las de los instrumentos. Apenas Beethoven logra levantar su edificio narrativo por decirlo de alguna forma, apenas logra una estabilidad sonora… pum todo se derrumba con unos bloques de acordes disonantes que echan todo por tierra y a duras penas se logra volver a “la normalidad sonora”

Parece una carrera de Tom y Jerry. No descansa. El fagot se lanza cuesta abajo y las cuerdas lo sigue; clarinete y oboe se encargan de restaurar la normalidad. Se va ordenando todo desde abajo y va subiendo. De repente se detiene y hay un momento en que vuelve todo a ir cuadrando el tutti cierra la sinfonía en una alegría, en un orden que perdura.

Sí es verdad que parece una sinfonía pequeña al estar entre los dos gigantes, pero los músicos románticos, por ejemplo, la tuvieron en alta estima. No tiene en absoluto un mensaje pequeño, no es una pausa del Beethoven al que estamos acostumbrado. Encaja en el ideal que de él tenemos. Mendelsohn por ejemplo la eligió en su debut como director en Leipzig y tuvo un éxito arrollador. Disfrutarla.

Pequeña guía para escuchar la tercera sinfonía de Beethoven.

  1. Tercera sinfonía Heroica, en mi bemol mayor, op. 55.

Duración aproximada: 52:37 min. Dos veces más que cualquier sinfonía de la época. 

Compuesta 1803-1804

Corriente artística: Neoclasicismo. Aunque bien pudiera decirse que ya es romanticismo, se podría decir que Beethoven se pasa al romanticismo.

Escritor del mismo periodo/ obra: Johann Wolfgang von Goethe/ Prometeo. Lo traduzco completo porque va bien con la idea del héroe que transmite Beethoven aquí en esta sinfonía. Si se compara a Napoleón con Prometeo es imaginable la decepción de Beethoven al enterarse que Napoleón se había coronado emperador…  no digo más que está recién horneado, pasen y lean y si se la ponen en youtube mucho mejor.

Cubre tu cielo, Zeus 

Con el manto de nubes, 

Y haz igual que el muchacho 

Que cardos descabeza 

En los robles y en las montañas; 

Pero a mi tierra 

Déjala quieta

Y a mi choza, que tú no has construido, 

Y mi hogar 

Por cuyas brasas

Tú Me envidias

¡Yo no conozco nada más pobre 

Bajo el Sol que vosotros, dioses! 

nutrís a duras penas

Del tributo de las víctimas 

Y del hálito de los rezos

Vuestra majestad, 

Y ayunaríais, de no ser 

Los niños y los mendigos

Necios llenos de esperanza. 

Cuando yo era un niño 

No sabía que era ni que dejaba

 Puse mi mirada desvariada 

En el sol, como si allí arriba hubiese

Un oído, que escuchase mis lamentos, 

Un corazón, que como el mío, 

Se apiadase de los afligidos.

¿Quién me ayudó 

Contra la furia desmedida de los titanes? 

¿Quién me salvó de la muerte a mí, 

De la esclavitud? 

No fuiste tú mismo el que hizo todo esto, 

Sagrado corazón ardiente?

Y resplandeciste joven y bueno

Engañado, agradecido por la salvación

Al dormido que está del otro lado? 

¿Que yo te honre? ¿Para qué? 

¿Has aliviado los dolores 

Según lo cargado? 

Has enjugado las lágrimas 

Según lo temido? 

¿No me forjaron como un hombre 

El tiempo todopoderoso 

Y el destino eterno, 

Mis señores y los tuyos? 

Acaso barruntaste quizás 

Yo debía odiar la vida, 

Huir al desierto, 

Porque no todos 

Los sueños en flor se abrieron? 

Aquí sentado, formo hombres

Según mi imagen, 

Una raza, que sea mi igual, 

Para padecer, para llorar, 

Para gozar, para alegrarse, 

Y para no respetarte, 

Como yo!

Obra pictórica: Philipp Otto Runge. (1777-1810) es considerado un pintor del romanticismo alemán. a pesar de ser romanticismo lo relaciono con esta sinfonía, por lo dicho anteriormente. En este autorretrato creo que Runge intenta definir la vida humana desde el punto de vista espiritual. Lo más importante del autorretrato de Runge son los ojos, el rostro como lo más importante. Salvando las distancias estilísticas se parece al famoso autorretrato de Durero. La personalidad es lo más importante, es algo individual personal e intransferible. Por eso me parece que va bien con la sinfonía.

Existe la leyenda que esta sinfonía primeramente fue dedicada a Napoleón, pero cuando este se coronó emperador, Beethoven lo sintió como una traición, rasgó la carátula de la partitura y escribió: “Sinfonía eroica, composta per festeggiare il sovvenire d’un grand’uomo” Sinfonía heroica compuesta para conmemorar el recuerdo de un gran hombre. Beethoven ve a Napoleón como Prometeo. Una figura muy gustada en la época. De Goethe ya hemos leído su poema y Beethoven componía en esos mismos momentos un ballet llamado Las criaturas de Prometeo. Es decir para Beethoven Napoleón se y lo había traicionado porque actuó distinto a Prometeo.

  1. Allegro con brío:  el inicio es sforzando, cada nota de los acordes iniciales está subrayada. Como un grito violento. Como es típico en las sinfonías de Beethoven siempre empieza con una idea y acto seguido da una propuesta retórica, que aparentemente es contraria a la idea primera. La desarrolla tan detalladamente que uno solo puede decir sí a la primera idea.

Es un movimiento qué cambia constantemente, como la vida. Dos acordes que llaman la atención y se canta el tema y vuelven los dos acordes como una llamada de atención y se toca el tema más alto. Quizás como en las dos primeras sinfonías, pero aquí ya rompe con todo, pues ha llegado a dominar su voz. Los dos acordes con lo que inicia la sinfonía son simples y dan paso a un tema muy sencillo también y ahí está la grandeza. Es algo que enseguida se entiende, no hace falta mucho para entender que hay que seguir la llamada que nos hace. Beethoven va de lo pequeño a lo grande, nos propone una construcción y empieza por enseñarnos un ladrillo, si lo comprendemos podremos seguirlo. Si no es así, dale al retroceso y vuelve a escucharlo otra vez. Y una vez le cogemos el tranquillo, ya todo fluye, y comprendemos que es así y no puede ser de otra manera.  Es algo automático.  Es como cuando en un tren se escucha de repente el sonido de alarma, todo el mundo se calla hasta los niños impertinentes. Es un sonido que ya sabemos lo que significa… cállate que ha pasado algo.  Beethoven lo logra porque uno se sorprende tarareando el tema.

Es una lucha en la que hay que reafirmarse a cada paso. Y el tema pasa, varía. Beethoven va jugando porque ya sabes que hemos entendido su forma de jugar. Pero vuelven los dos acordes, de vez en cuando, para que no perdamos la costumbre. Va con cuidado y el timbal nos marca el ritmo pero siguen los obstáculos, van rozándolo y pum pum pum continua su camino.  Hay como tres variaciones del primer tema antes de llegar al segundo tema. Hay un momento de aparente calma. Pero continúan insistentemente “trozt” es la palabra alemana que se me ocurre. El acorde cae y se rompe en mil astillas y cada una de ellas suena. Y continua… con decisión. Está metido en su papel, sabe que asunto hay que tratar y  sin remilgos, crea una tensión que va subiendo, variando con cada subtema hasta que queda bien explicado y entonces cae en el segundo tema, sin esfuerzos, continua el peligro acechando, y continua la cabalgata a pesar de todos los obstáculos.  Los violines susurran como gorrioncitos con frío y la trompa inicia el tema. Se trata de la famosa falsa entrada de la trompa…en el video que estoy escuchando de la Filarmónica de Berlín, es más o menos el minuto 11.00 Se explica todo. Y vuelve a subir, está vez todos cantan el tema. Cada golpe es encajado y se respira alivio. Alegría casi de saber que se hace lo correcto. Tenemos el camino marcado y vamos subiendo por donde nos india Beethoven hasta que explota arriba y aún seguimos subiendo. Está construyendo y canta. Los violines siguen a los metales, que son los que llevan la voz cantante. Late el timbal en forma de cascada… Es algo vivo, que sabe su lugar prometido y va a su conquista por el camino suyo. FUERZA.  En este movimiento llegados a este punto, ya lo ha dicho todo…

  1. Marcha fúnebre (Adagio assai): Beethoven marca en la partitura además un “Sotto voce” Se dice que Beethoven cuando se enteró de la muerte de Napoleón dijo: “Yo ya escribí la música de este momento”. El movimiento está compuesto en tres partes como era costumbres que se compusieran las honras fúnebres en Francia desde 1789.  Adagio es un término que viene del italiano y significaba con facilidad pero en la música pasó a significar lento y en palabras de Arturo Toscanini, un director de orquesta famoso pero muy controvertido “con intensidad creciente pero sin correr”

La emoción está contenida. Se inicia la marcha y todo resuena. El carro con el féretro se resiente al primer tiro de los caballos y suena en medio de la tristeza el sonido metálico como algo que se precipita arrastrado. Y se detiene. Hay tristeza, pero hay que continuar, se marcha pero no con la cabeza baja. La tristeza es profunda, se siente en cada paso que retumba todo por el dolor, los pasos vacilan, bajo el peso de los sufrimientos.  Inician los violines que se quejan sobre un mar que rueda por lo bajo. Y lo repite el oboe en un tono consolador. Es una muestra de dolor íntimo, despojado de todo adorno superfluo, intenso e inolvidable pero nada vulgar, no hay gritos ni aspavientos falsos, estamos ante un sentimiento descarnado controlado.  Parece que se va a caer, pero continúa marchando.

Se inicia el segundo tema:  durante todo el tiempo de vez en cuando se escucha el tirar de los caballos… el caminar contenido.  Los contrabajos son importantes porque no doblan a otros instrumentos tienen su propio papel y ayudan en la imaginación de contenido fúnebre.  Las trompetas ayudan al clímax.

           El tercer tema: las cuerdas, principalmente los violines tienen un lirismo muy triste y serio en este segmento.

           Coda se utiliza el primer tema de forma parcial, con el mismo efecto de los bajos que ruedan. Hay una mezcla de emociones durante todo el movimiento, predomina claro el pesar por la muerte pero hay mezcla de emociones. Es como una doble fuga, que logra el efecto de expresar el dolor más profundo. Dolor y angustia.

  1. Scherzo, allegro vivace:  Beethoven está impaciente, el mensaje se nos dice al oído. Hay alegría, y a la vez inquietud. Es misterioso. Es incansable, hay como un hormigueo. Como un día en el campo, y aun tiene en mente sus intereses y deseos. Pero está en medio de la naturaleza. El Scherzo es un juego perfecto.  Alegre y sencilla serenidad imbuido de la naturaleza en todo su esplendor. La melodía del tema es cantada por el oboe, pero es al final cuando ya tenemos todas las piezas oídas por separado cuando Beethoven las ordena de forma que ya sin haberlo oído sabemos qué viene. Juega con nuestros conocimientos musicales, con nuestro gusto musical que ya este moldeado. De ahí el logro, nos provoca.  En el trío interesante el uso de las tres trompas.
  1. Finale, allegro molto:

Aquí Beethoven vuelve a jugar con nosotros. Es como cuando un cantante digamos Sabina o Silvio Rodriguez, están hablando con el público mientras rasgan al parecer inconscientemente la guitarra. Y de repente caemos en la canción que va a tocar. Nada ha sido inconsciente el preludio ha sido bien elegido para que lleguemos a la canción sin saber que escuchamos y una vez escuchemos tenemos que aplaudir la genialidad.

Primero Beethoven nos presenta unas variaciones sin darnos el tema principal es decir, al reves. Y el baile que viene, una contradanza, que es el tema, aparece después de la polifonía. El tema ya lo utilizó en las Criaturas de Prometeo el ballet mencionado arriba. La idea puede ser la salvación por el amor puro y noble. El heroísmo. De ahí que haya variaciones muy complejas. Se va del drama al humor, de la fanfarria militar al baile. Hay hasta un brindis… y se aleja.

los niños Hülsenbeck, Philippe Otto Runge

Pequeña guía para escuchar la segunda sinfonía de Beethoven.

  1. Segunda sinfonía, en re mayor op. 36.

Duración aproximada: 33:58 min.

Compuesta 1801-1802

Corriente artística: neoclasicismo.

Escritor del mismo periodo/ obra: Federico Schiller. Obra La campana (Balada)

Traducción (libre mía de la estrofa inicial): Esta balada de Schiller es en Alemania tan famosa como en castellano cada niño sabe que palabra viene después de verde que te quiero… o volverán las oscuras… No hay hablante de la lengua alemana que no conozca está balada de pe a pa.

Con fuerza construido

En la tierra está el molde

Cocido en barro.

Hoy hay que hacer la campana.

Con ánimo compañeros cogeos de la mano.

Que de la frente caliente corra el sudor,

Que sea el elogio del maestro.

Aunque la bendición viene de arriba…

Obra pictórica de semejante periodo:

El caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich. Me parece que transmite muy bien la idea de esta sinfonía.

  1. Adagio molto. Allegro con brío: El adagio con el que abre se hace largo y serio si se compara con el allegro que viene después, con un pasaje que recuerda a la futura novena. Hay unos acordes que suenan muchísimo a la novena sinfonía.  Abre con un acorde bien redondo que da paso al oboe y los fagots. (El oboe suena como un gato y tiene una boquilla muy fina, normalmente es negro y con muchos botones plateados. El  fagot es un tubo rojo largo con un tubito muy finito curvo y que suena grave) Vuelve el acorde y ya entonces sí que entran las cuerdas, los metales(trompetas trombones…) y las maderas(flauta, flautín, etc.)  Suena algo que va creando una tensión, como una marcha, un impulso, un ritmo subterráneo que dura unos compases, se repite, todo es muy calmado. Adagio… y antes de que se apague. Suenan como dos aldabonazos y los violines empiezan a refufuñar… la flauta canta con ellos y los clarinetes también se meten en la cuestión.

Después de esté inicio flemático, se pasa a la determinación, Beethoven se entrega a la alegría. Los violines están serios y se alargan pianísimo y de repente dan un giro e inician el nuevo tema.  Sin darnos cuenta se ha pasado del adagio al allegro con brío. Uno es lento y el otro es alegre con brío.

El tema es una marcha que se mete en el oído, muy pegadiza. “Ohrwurm” dicen los alemanes, gusano en el oído.  

Los clarinetes, más contentos no pueden estar, las flautas, semejan un joven que va caminando por el campo, y de vez en vez canturrea su canción. El viento le va dando empujoncitos así como el que no quiere las cosas. Y él sigue caminando contento de la vida. Los violines empiezan como a subirse, a escalar una pared…El tema es cantado en variaciones, creo que los que mejor dan la idea de alegría campestre son las maderas. Oboe, clarinete, flauta, trompa, cierra por arriba, alegre, y con el tema reafirmándolo una vez más. Puede parecer difícil pero en cuanto uno escucha la música se da cuenta que va cambiando el tema principal pero no cambia tanto que sea otro. Es reconocible. El tambor o timbal va marcando el paso. Los violines están subiendo por la pared y de pronto el clarinete, las trompas y el fagot cantan el tema alegre , el joven va bailando por el camino y chocando los talones. Y toda la orquesta repite el mismo tema. ¿Quién en su sano juicio que vea a alguien contento se pone a llorar? Se repite el tema por los violines por las violas por los violonchelos y todos juntos se ponen a jalear al joven. Vaya Beethoven no se puede quejar del video que hay en tiempo de salsa en youtube. otra variación un poco oscura pero se repite el tema. Y se vuelve a repetir. Se desarrolla y está que explota de alegría. Gira en el baile. No se cansa.

  1. Larghetto: Largheto es lento, no llega a ser largo, es más lento. Sería Largo, largheto, adagio… de más lento a más rápido, aunque las tres indicaciones de tiempo son lentas.  De la marcha alegre del primer movimiento pasamos ahora a una danza, pero no una danza campestre de un joven… yo más bien escucho una danza de una mujer. Es un movimiento perfecto para un ballet romántico. Decididamente es una mujer quien baila ahora o se pasea, quizás hasta se baña en un río… no hay que esforzarse mucho para verla girando con los brazos abiertos. Hay un pianísimo (se refiere a la intensidad del sonido, no a que se toque un piano. La música se debe tocar lo más suave posible. Lo contrario es fortísimo.) del fagot con las cuerdas, que se repite al menos dos veces en distinto lugar. Genial. ¡Típico de Beethoven! Sensacional parece una amante esperando a su amante, soñando que se quieren. Se acercan pianísimo y se van girando en alegría contenida, hablando asuntos de ellos dos.  Es poesía pura.

Segundo tema.

No parece un movimiento de una sinfonía por la forma, el lirismo en el que está orquestado digo, todo es muy tranquilo, amable.

 Tercer tema.  El tema es cantado múltiples veces y con múltiples variaciones.  Es muy poético cierra en un beso.  Claro a estas alturas ya uno escucha cuando el tema se repite y cuando lo cambia y recambia y cuando ya se cansó y dice como Cimafunk… me voy pa mi casa.

  1. Scherzo- (Allegro) Trío.  Otra danza. Ya nos ha presentado al joven que iba canturreando por el campo, después nos presentó a su amada que se puso a bailar, con cordura. Beethoven va montando la historia poco a poco. Y ahora en el Scherzo es una danza alegre desatada, “giran con los pies por la tierra” una típica danza donde los grupos se alternan. Ahora el joven, ahora la joven. Típica danza en el campo. El corno inglés (es como un oboe pero termina como en una campana. El nombre es un error de traducción, porque ni es un corno, ni es ingles pero eso es para otro día) junto los clarinetes cantan el tema bailable popular, y el resto de la orquesta lo repite. Da la impresión que están bailando pero están hablando mientras bailan. Muy alegre.  Tema dos: se escucha muy bien los dos grupos y el giro levantando polvo, se alternan, cierran en una reverencia.
  2. Finale (Allegro molto) un rondó (un tipo de danza, se alterna el tema con una pequeña variación del tema y se van repitiendo cada vez con una variación. Lo que se repite “torna” de ahí rondó es como un soneto A B A C A D y así hasta que no quiere más) y como siempre los especialistas no se ponen de acuerdo, hay discusión si es un rondó o una sonata. Da igual porque es un tema que da deseos de bailar. Uno escucha que bailan tanto que se detienen fuera de compás. Y esto es lo que pasa, Beethoven se para donde no hay una pausa porque se cansa en el baile. Grafico. Es una alegría sincera que se extiende por toda la orquesta. Los violonchelos cantan el tema…el clarinete, con el fagot, y el oboe… unos van persiguiendo a los otros. La flauta juega al escondite. Y los violines están cuchicheando por los pasillos. Los violonchelos vuelven a cantar. Todo el mundo está en la fiesta, está Alberto el militar… jajaja. Es alegría. Yo no escucho serpiente por ningún lugar. He leído en algún lugar que este movimiento Beethoven representa a un uróboro, serpiente que se come su propia cola y da sensación de comenzar de nuevo… sigo escuchando, pero solo escucho alegría en el baile.  Hay un cambio, las maderas tocan un tema y las cuerdas pizzicato.

Se vuelve al tema principal pero solo para cerrar en un acorde que ya, ahora sí, es puro Beethoven. Y colorín colorado esta sinfonía se ha acabado.

Pequeña guía de la primera sinfonía de Beethoven.

Ludwig van Beethoven, (1770-1827)

Ludwig van Beethoven no necesita mucha presentación. (16 de diciembre de 1770 en Bonn – 26 de marzo de 1827 en Viena). Su personalidad, su obra es más que conocida. El destino le deparó el peor golpe para un músico: perder el oído y aun así nos dejó una obra colosal. Aquí un intento de entender su primera sinfonía. Qué la disfruten.

  1. Sinfonía nº1 en Do mayor. 0pus 21. 

Duración aproximada: 27:41 min.

Compuesta 1799-1800.

Corriente artística: neoclasicismo. En la literatura música se habla de forma discrepante de neoclasicismo, o de clasicismo de Viena. Este movimiento artístico coincide en cierta medida con el romanticismo, movimiento al que da paso. El neoclasicismo sustituye al barroco y al rococó.

Escritor/filósofo de la época: Immanuel Kant. «la salida del hombre de la inmadurez causada por el mismo» es un ensayo en el que Immanuel Kant contesta a la pregunta qué es la ilustración. En palabras de Kant la ilustración es la vía que puede usar el hombre para librarse de su estatus como menor de edad, situación en la que como dice el título se ha metido él solito y no porque le falte entendimiento sino en la decisión y la valentía de utilizar su entendimiento por él mismo. Ese es el lema de la ilustración.

Obra pictórica del mismo periodo:  Antón von Marón (1733-1808) precursor del neoclasicismo. Emperatriz María Teresa con la estatua de la paz. 1772.

Y ya puestos en ambiente pasemos a escuchar a Beethoven.

I. Primer movimiento: Adagio molto – Allegro con brío.

El movimiento se abre con un único acorde disonante. Las cuerdas hacen pizzicato con una nota persistente en las maderas y un latido del timbal.  Algo inusual para la época y que aun hoy nos suena incómodo. Este acorde se repite con lentitud tres veces. Como algo que se nos presenta.  Siembra una idea en el medio de la sala y dice algo que se extiende, o como quien llega y dice: Hola buenas, estoy aquí. Y lo vuelve a repetir.

Las cuerdas inician un tema, lo van extendiendo y derivan en un tema que se convierte en el tema principal. El timbal va cerrando cada frase, como un aldabonazo.  Esta conversación entre cuerdas y las maderas.  Se repite y va bajando de tono.

Todo va muy serio, los cornos (las tropas) entonan un tema y los violines se extienden muy pianísimo… hasta que las cuerdas inician una especie de juego que es recogido por las maderas y repetido y se articula.  Así se van armando una serie de variaciones del tema “conversando” primeramente y una vez es presentado se canta. Todas las variaciones acentúan la contraposición cuerdas maderas.  

¡Típico Beethoven!  

En el juego entran ahora también los metales.

Vuelve a decir el tema.

Los contrabajos hacen un eco oscuro y la flauta juega con ellos, “mariposeando”. En el tutti (cuando toca la orquesta entera) se repite el tema y se esfuerzan. Ya está el allegro servido. Todo va encajando.

Los contrabajos van como adormilados, tocan como si lo hicieran con terciopelo, giran y se van apagando.

Oboe, flautas, clarinetes por un lado y las cuerdas repiten sus dos concepciones opuestas, también típico de Beethoven. Es algo que utiliza en   Egmont, en Leonora, y en posteriores sinfonías. 

El tema principal da una idea de optimismo que triunfa. 

Y lo repite otra vez y otra vez…

 ¡Ya somos suyos por completo!

Las cuerdas se revuelven y las maderas las dejan hacer y quedan ellas arriba como la crema. Y detrás se oyen oscuros los contrabajos como cantando desde el bar con la puerta cerrada. El oboe repite el tema de los contrabajos, se escucha melancolía por un momento, porque ya la alegría es imparable.  El tema va saltando de un grupo a otro. Lo único oscuro son, a veces, los contrabajos que adquieren ese todo profundo que gira sobre sí mismo y se extingue mientras las flautas juguetean en la espuma del tema. Interesante que esta combinación de los contrabajos con la madera (flauta,oboe) es algo que suena a muy Beethoven pero que claro él en estos momentos no lo sabe todavía. Visto desde ahora es un hallazgo para nosotros.  La oscuridad apagada de los contrabajos combina muy bien con los oboes (melancolía). El pesimismo con el optimismo y la alegría medio contenida de las cuerdas, como que van machacando una idea bien bajito hasta que convencen y explotan en unos golpes que arrastran a flautas y oboes…

Metales. timbal. 

Los violines demuestran su poder de convencimiento…

Cantan un tema y los demás tarde o temprano lo repiten.

Y cierra todo perfecto. Es un movimiento que recuerda a las sinfonías de Haydn. Pero tiene aquí o al menos yo quiero verlo, porque conozco al Beethoven que viene, un trasfondo filosófico que no le veo a las sinfonías de Haydn.

II. Adagio cantabile con moto. 

Empiezan los segundos violines y se va fugando el tema al resto de las cuerdas y demás instrumentos.   Una fuga es una forma de composición en la que un tema o sujeto es repetido unos compases después polifonía, contrapunto entran en el juego musical. Típicas fugas son las compuestas por J.S. Bach. Aquí estamos en un pasaje lento que puede parecer una fuga o puede parecer que desarrolla la forma sonata.  Da igual el caso es que Beethoven inicia el movimiento lento repitiéndonos la idea en distintos grupos de instrumentos.

Los violines se explican pero con control. Y el tema salta a los violonchelos. Y así continua. Es todo muy tranquilo.  

Continua la contraposición optimismo vs pesimismo. Interesante como la parte de los violines es acompañada en un momento por los pianísimos latidos del timbal.  Escuchado ahora que la obra de Beethoven es muy conocida se parece bastante a su Concierto para violín y orquesta en Re mayor, op. 61. También el concierto para violín tiene una cadenza del violín con el timbal. Bastante moderna aun hoy.  

El timbal va marcando el ritmo de la melodía que arman los violines y la flauta. Como si del galope de un caballo se tratara, el timbal son los latidos, mientras la flauta susurra y los violines envuelven los latidos del timbal.  Una película de Hollywood.

Los violines cantan su tema y el resto de las cuerdas los acompañan. Y se van turnando cada uno como solista.

 Las maderas (flautas, oboes) emulan en lirismo a las cuerdas. Es una alegría simple que canta. Casi al final del movimiento se expone otra vez el tema y comienza a redondearlo pianísimo y vuelve a terminar como el que hace un lazo. Este movimiento me recuerda a Mozart. Los temas se articulan de forma organizada y tranquila.  

III. Menuetto (Allegro molto e vivace) Trio. 

 El menuetto (una danza) se convierte en un Scherzo (juego) Y como tal se juega. Aquí sí que ya está Beethoven en el aire. Entra de lleno en el tema del movimiento. El oboe lo dice en dos notas y los violonchelos lo repiten y así. Dobla los acordes finales con las trompetas y redobles de timbal, se crece. 

Separa muy bien el tema por familias de instrumentos. Incluso las cuerdas tocan divididas en violas y los violines, los contrabajos.

 Pam pam pam pam y se escuchan las maderas cantar el tema. Las cuerdas protestan un poquito y parecen como calladas…entran los clarinetes. Y los violines suenan como niebla que de un soplo se esfuma.  

Un tutti cortico y continúan las maderas. 

¿Resultado? las cuerdas vuelven, repican su tema y van cerrando como anudando de un lado y del otro.

Timbal y trompetas. 

Atacan de nuevo las cuerdas y cierran con trompetas. 

IV.  Finale: Adagio- Allegro molto e vivace. Comienza en un adagio corto, pero incómodo, es raro, que da paso con rapidez al allegro molto e vivace. Se parece a las sinfonías de Haydn. Los violines juegan zumbando con los fagots y los contrabajos han dejado de ser oscuros. Ahora todo reboza alegría. Los violines cantan su tema, arropados por toda la orquesta. El primer violín y el oboe casi que dialogan un poquito pero no hace falta hay consenso. El fagot protesta un poquito… Ya no hay contraposición ninguna. El timbal ahora se explaya. Lo violines se explican y todos los acompaña. Los oboes igualmente. Y vuelve el tema a los primeros violines. Protestan un poco los fagots. El timbal y los contrabajos alegres, claros, corren. Va levantando un muro, Beethoven demuestra que es un arquitecto sabio, implica a toda la orquesta, mientras va pintando en el muro. Tanto nos ha repetido su idea que a estas alturas podemos tararear el tema.

Los metales tienen su momento también. El tema se repite hasta que empieza la coda.

Cierre típico de los que provocan el aplauso “fácil” Es milimétrico y sabemos porque ya conocemos de películas, de anuncios, de la vida que significan esos acordes.  

 Y cierra en un acorde que se presupone en do mayor, que para algo es neoclasicismo. Respeto de las normas. Beethoven que se ha dejado de jueguitos raros como al principio con el acorde “feo”, ahora cierra como Dios manda.